miércoles, 3 de febrero de 2010

La Narratología

La escritora Angélica Gorodischer nació en Buenos Aires en 1928, pero es rosarina por adopción, ya que vive en Rosario desde muy temprana edad. Ha publicado numerosos libros, entre los que merecen destacarse Bajo las jubeas en flor (cuentos, 1973), Casta luna electrónica (novela, 1977), Floreros de alabastro, alfombras de Bokhara (novela, 1985), La noche del inocente (novela, 1996), Menta (cuentos, 2000) y Doquier (novela, 2002).
El cuento “La cámara Oscura” del libro Mala noche y a parir Hembra es armado en base a una discusión que el personaje tiene con su pareja Jaia, en el que él parece que relata con su conciencia la historia de su abuela, en sintonía y paralelamente al desarrollo de esta discusión hasta llegar a un desenlace que a él pareceríra no dejarlo conforme, por no entender la situación, ya que ambos evalúan de manera diferente el comportamiento de Gertrudis, la abuela. Como hechos nucleares, que según Roland Barthes (Barthes.1997) son los hechos principales que hacen avanzar a la historia podemos nombrar: el personaje que mantuvo con su mujer, esta cuelga la foto de Gertrudis provocando el encono de su marido, este no entiende la situación y comienza el relato sobre su abuela explicando quién era, cómo llego al mundo y cómo escapa con el fotógrafo. De hecho este cuento esta construido con una presencia mucho mayor de catálisis, que según este mismo autor, son aquellas acciones de relleno, que están unidas pero que no tienen causa y efecto, y no afectan directamente la historia:
“Mejor dejar que se tranquilizara. Me comí lo que quedaba de mi helado y el otro casi entero que había dejado Jaia, guardé en el congelador lo que habíamos traído para los chicos, le pase el repasador a la mesa y dejé los platos en la pileta. Me fijé que la puerta y la ventana que dan al patio estuvieran bien cerradas, apagué la luz y me fui acostar. Jaia dormía o se hacia la que doria. Me acosté y mire el techo que se veía gris con la luz que entraba por la ventana abierta. La toque apenas”
El conflicto del cuento consiste en las diferentes apreciaciones que los esposos tienen sobre el mismo hecho, mientras que él rechaza a su abuela, su esposa, en cambio la enaltece colgando su foto arriba de la chimenea y no permitiendo a su marido quitarla.
Para Todorov (Klein, 2007) estaríamos ante un narrador que sabe lo mismo que el personaje, y adopta su punto de vista, por lo tanto su campo de visión sería el saber del personaje. En este cuento el narrador, en primera persona, es el nieto de Gertrudis, que tiene un punto de vista muy rígido sobre la vida de su abuela. El recuerdo de las palabras de Jaia es lo que va a presentar una perspectiva diferente: “Para entonces mi abuela Gertrudis tenía quince años y ya era horrible. Bizca había sido desde que nació en la planchada del barco alemán, pero ahora era esmirriada y chueca y parecía muda, tan poco era lo que hablaba”.
Genette (Klein, 2007) en cambio, adopta el termino de focalización para describir la perspectiva del narrador en tanto personaje. Actúa como una cámara de filmación que sigue al personaje, y en consecuencia existe una restricción del campo de visión que el narrador puede tener sobre los hechos que son comentados. La “visión con” (Pouillon) del narrador que sabe lo mismo que el personaje de Todorov sería complejizada por Gérard Genette con el término de focalización interna, que define a aquella perspectiva en la que el narrador se instala en la conciencia de un personaje y, dentro de ésta, podemos hablar de focalización externa, ya que si bien el que habla es siempre el nieto, introduce en su relato la trascripción que el realiza de lo que ella dice
“-¿Me vas a explicar algún día qué fue lo que dio por poner esa foto?
Ella se dio vuelta y me miro: -No-me dijo. (…)- si necesitás que te lo explique quiere decir que no merecés que te lo explique”
Genette divide en paralipsis y paralepsis a aquellas distorsiones que infringen el estatuto de la focalización y que responden a la necesidad del relato de develar u ocultar información. La primera, es cuando el personaje sabe de lo que habla pero no se da a conocer al lector. Esto sucede al principio del cuento, en el que el personaje argumenta sobre su abuela, y el lector no puede identificarse ni con uno ni con otro, sino que tiene que seguir la línea argumentada por el personaje
“Ahora resulta que mi abuela Gertrudis es un personaje y que en esta casa no se puede hablar mal de ella. Así que como yo siempre hablé mal de ella y toda mi familia también, lo que he tenido que hacer es callarme y no decir nada, ni nombrarla siquiera.”
La segunda, es cuando se da cierta información que el personaje focal no puede tener. En el cuento el personaje no sabe por qué su abuela se escapó con el fotógrafo, sino que adopta un prejuicio que domina su pensamiento:
“ (…) Pero yo sigo pensando que es una ofensa para una familia como la mía tener en un lugar tan visible la foto de ella que parecía tan buena mujer, tan trabajadora, tan de su casa y que un día se fue con otro hombre abandonando a su marido y a sus hijos de pura maldad nomás, sin ningún motivo”
Antonio Domínguez (Domínguez, 1996) agrega al relato focalizado internamente otro subgénero, el monólogo interior, que es cuando este tipo de focalización es extrema, ya que se lleva a cabo la presentación sin intermediarios de los contenidos de la conciencia. Desaparece el narrador, y es el propio personaje el que se deja oír, el que emite sus pensamientos sin ningún tipo de freno o reparo. Es por eso que el contacto con el narrador es directo, ya que no hay ningún tipo de barrera que permita que se filtren los pensamientos
“(…) Y esa misma Jaia, que se casó conmigo y no con no de esos ricachones aunque a mi, francamente, tan mal no me va, ella, que a los treinta es más linda que a los quince y que ni se le nota que ya tiene dos hijos grandes, Duvedl y Batia tan parecidos a ella pero que eso si, sacaron mis ojos negros (…)”
En cuanto a la situación narrativa, Benveniste (Filinich, 1997) indica que el relato o discurso narrativo no sólo representa una historia sino una situación comunicativa completa.
El cuento es un relato narrado en una primera persona que María Isabel Filinich (Filinich, 1997) denomina del tipo Yo-yo-tú, en el cuales el personaje realiza algún acto discursivo que suplanta la voz del narrador. Se trataría de un narrador virtual en los relatos de la primera persona. Aquí el personaje se deja llevar por sus pensamientos y desde su perspectiva, muestra los sentimientos y los diálogos de otros. Nunca sabemos lo que piensan los demás, sino lo que el principal personaje formula que esos personajes sienten.
“(…)-Pero es cierto-dije yo-, claro que es cierto. Pasó nomás como te lo conté.
-Ya sé –dijo Jaia y levantó y se paró al lado mío con los brazos cruzados y mirándome enojada-, ya sé que pasó así, o lo vas a haber inventado vos. Lo que no puedo creer es que seas tan desalmado como para reírte de ella y decir que fue una mala mujer (…). Yo no entendía nada y ella se fue dando un portazo y me dejó solo en la cocina, solo y pensando que sería lo que había dicho yo que la había puesto tan furiosa.”
Es claro, cómo el personaje, no da cuenta de otra perspectiva, más que la de él mismo por sobre otros personajes. El no entiende por qué su mujer no lo comprende, y piensa que es por algo que dijo, como algún exabrupto, y no por como construyó la historia una historia en base a lo que siempre el pensó.
Genette (Genette, 1989) Habla de los distintos tipos de relato: Heterodiegético, que es el narrador ausente de la historia que se cuenta, y Homodiegético, que es el narrador presente como personaje de la historia. Así este cuento puede calificarse como Homodiegético, ya que el narrador es protagonista de su relato: “-Jaia-le dije-, mein taier melladle-como cuando éramos novios. Nada. Ni se movió ni me contestó ni respiró más fuerte ni nada”, aunque intercala fragmentos Heterodiegéticos cuando recuerda la historia de su abuela adoptando la forma de relato enmarcado:
“Mi abuela no estuvo en los tres días y las tres noches en la fiesta. Al día siguiente nomás de la ceremonia ya empezó a trabajar para poner en orden la casa de su marido y a los nueves meses nació mi tío Aarón y un año después mi tío Jaime y once meses después nació mi tío Abraham y así.”
Por otra parte, Bajtin (Ricoeur, 1995) muestra también ell relato en monólogico y polifónico. La novela monologica es aquella en la que la voz del narrador se establece como voz única. Puede tener diálogos, pero sigue siendo un monólogo narrado. Por otra parte Bajtin distingue el relato polifónico, construido en la pluralidad de voces. Este cuento es polifónico, ya que está enmarcado en la voz del narrador, pero aparecen las voces de otros, el cual también agrega distintos puntos de vista : “(…) yo se que ella sabe y ella sabe que yo se que ella sabe, por algo lo había hecho ese día.”
El relato es una forma literaria que estructura una historia y con frecuencia altera su temporalidad. Es por ello que en el orden del relato, Genette destaca dos aspectos fundamentales sobre como funciona el tiempo en el relato. Uno es la prolepsis, que es la anticipación a un hecho, y el otro es la analepsis, es decir cuando un relato vuelve a atrás para contar algún hecho anterior. En “La cámara oscura” el narrador apela constantemente a las analepsis, ya que es su conciencia la que narra, recordando los momentos pasados, repasando los relatos construidos en el seno de su familia sobre la vida de su abuela. “(...) Hay que ver las cosas que me contaba mi tía Raquel de cómo se levantaba antes de que amaneciera y preparaba la comida para todo el día, limpiaba la casa y salía a trabajar en el campo…”
En cuanto a la duración de los hechos narrados, podemos encontrar a las elipsis, que es cuando se da un salto en el relato, y este prosigue. Esto es claro, cuando el personaje relata la vida de su abuela en la infancia: “Pasó que estuvieron un mes en lo de Naum hasta aclimatarse, y que después se fueron al campo. Allí mi bisabuelo trabajó como tantero pero en pocos años se compro la chacra” (…)”Para entonces mi abuela Gertrudis tenía quince años y ya era horrible”. Al relatar la infancia de su abuela, produce un salto hacia su adolescencia, por lo que es obviada mucha información que el personaje no cree que sea relevante, ya que no modifica sustancialmente la historia. En resumen, este cuento puede leerse como una reivindicación de género porque el narrador adopta una posición machista respecto de la vida de su abuela. El personaje repite el discurso vigente en su familia sobre la supuesta maldad de Gertrudis al abandonar un matrimonio sin amor en el cual ella ocupaba siempre un lugar inferior y unos hijos para los que ella no significaba más que la que hacia los trabajos de la casa: “Cuando alguien preguntó por mi abuela Gertrudis que hasta hoy mis tíos discuten porque cada uno dice que fue él el que preguntó, mi abuelo León dijo que seguramente andaría por ahí afuera haciendo algo, y al rato se fueron todos a acostar”. La superioridad del abuelo, que supuestamente era buen mozo, trabajador y adúltero, nunca es cuestionada salvo por la esposa del narrador, que presenta una perspectiva crítica de los valores patriarcales instalados en la familia como así también en la cultura. Sin embargo en su propio matrimonio el protagonista respeta a su mujer por lo que podemos concluir que a la hora de juzgar a su abuela repite de una manera acrítica los discursos instalados en su familia sobre ella. Así podemos decir que este cuento busca reivindicar la figura femenina como así también romper los estereotipos instalados en nuestra sociedad que muchas veces repetimos sin reflexionar al respecto.


Bibliografía
• Barthes, Roland (1997). Análisis estructural del relato, “Introducción al análisis estructural de los relatos”, Ediciones Coyoacán, México DF.
• Klein, Irene (2007). La Narración, Eudeba, Buenos Aires.
• Domínguez, Antonio (1996).Teoría de la literatura y literatura comparada,”El texto narrativo”, Síntesis, Madrid.
• Filinich, María Isabel (1997).La voz y la mirada, ”Teoría y análisis de la enunciación literaria”, Colección Meridiano, Plaza y Valdes, México.
• Genette, Gérard (1989).Figuras III, Lumen, Barcelona.
• Ricoeur, Paul(1995).Tiempo y narración, “Los juegos con el tiempo”, tomo II, Siglo XXI Editores, México

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